viernes, 6 de febrero de 2009

La noche en la cripta


…. Y allí yace mi amado, el hombre que dio sentido a mi vida y el que me hundió en la más oscura de las tinieblas. Frío, no tiene sentido, el más ardiente de los amantes, el padre de mis hijos, los mismos que ahora persiguen quitarme algo que yo nunca he querido. A nadie le importa lo que siento, velar su sueño, ahora que es sólo mío, por fin, sólo mío un cuerpo vacío. No encuentro consuelo, mi amor, a este dolor que desgarra mi alma como afilado cuchillo.

Si amar es locura, bienvenida sea ésta a mi vida. Un amor tan grande que lo llena todo, convirtiendo en sólo fiel amante a la que tenía que ser madre y reina. Fue la pasión de la primera mirada la que nos unió en una espiral de desenfrenados sentimientos y despropósitos. Mi obligación para con mi pueblo, mi rango, mi familia, mi linaje, no tardó más que un instante en convertirse en el más dulce de los placeres y en el más terrible de los castigos. ¿Amor mío por qué me sustituiste tan rápido entre tus brazos? Yo Reina de Castilla y única heredera de los reinos de Aragón, León, Navarra, Granada, Valencia, Galicia, Murcia, Sevilla, Jaén, Toledo, Algeciras, los Algarbes y Jerusalén; el condado de Barcelona; los señoríos de Molina, Vizcaya y Álava; los ducados de Atenas y Neopatria; heredera de las plazas del Norte de África y las inmensas Indias… te lo hubiera dado todo por una sola mirada tuya, todo lo que ahora mi padre me arrebata, lo único que tú deseabas más que a tu vida.

Los hombres, esos que han regido mi triste sino, mi padre, mi esposo, mis hijos, mis validos, aquellos a los que he dado tanto, nunca han entendido. Obediencia debida, amor incondicional, pasión infinita, sacrificio, celos… locura… sí, sentencian los nobles, la Reina está loca, malditos traidores, cobardes. ¡Cuántos locos somos en éste mi reino, pues mi pueblo me ama y el amor es locura!… Quedad con Dios señores, la Reina loca os saluda. En este féretro cerrado, bajo la llave que llevo colgada al cuello, va la historia obrada a sangre y fuego por mis ancestros…todo el peso del mundo, todo el dolor surgido, cerrado con una pequeña llave…

Ultrajada ya mi memoria, arruinada mi vida y con un hijo en mis entrañas que lucha por seguir vivo, partí de Burgos hace ya días, de noche, por los campos de Castilla. Tengo que llegar a Granada dónde me esperan los nobles de Andalucía, los únicos que pueden detener ya mi desdicha y la codicia de Don Fernando, los únicos que pueden hacer que mi desesperada huida cobre sentido y no siga formando parte de la leyenda de ésta triste mujer que no deja de pensar, que no deja de soñar, con un lugar seguro, donde descansar su cuerpo y su alma. Un lugar donde los hombres que me han traicionado no puedan llegar, donde las mujeres que le han amado no puedan entrar, donde el terror desaparezca, donde las palabras ya no hieran, donde poder empezar un nuevo camino, un nuevo destino.

¡Dios mío, ayúdame! Algo me dice que no llegaré a mi plaza, la única segura para mí, mi camino es largo y pesado, parece que no tuviera fin. Mi pobre hijo se mueve en mi vientre, dándome señal de que pronto verá la primera luz del sol y con él mi paso se detendrá… él me alcanzará… y yo obedeceré, como siempre hizo ésta que tanto te amó, Juana I de Castilla.

2 comentarios:

  1. La historia es injusta con los seres valientes

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  2. que hermoso texto... es tuyo??

    plas plas aplusos en grandes cantidades y bikiños

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